Tanto si crees en la reencarnación y sobre todo si crees que está es tu única vida, es tu deber únicamente disfrutar, de forma sana y ordenada, pero hacerlo.
Y disfrutar no es hipotecarte hasta las cejas por tener esa mega casa, porque en pagar esa hipoteca se te van a ir horas y horas de disfrute.
Tampoco es ese trabajo que detestas, y que nunca dejas por miedo al vacío que viene cuando no lo tengas. El vacío se llenará de lo que haya en tu corazón. Si hay miedo, vendrá el miedo, si hay confianza, vendrán cosas que te harán crecer y disfrutar.
En esta sociedad nos dicen libres, pero vivimos esclavizados. A una deuda eterna, a un futuro “mejor” para nuestros hijos, a esas vacaciones después de un duro año de trabajo.
En esta sociedad vivimos drogados de cosas para no ver que en realidad no necesitamos nada. Vivimos necesitando dinero para pagar cosas que no nos harán más felices realmente.
Empecé el camino del desapego material hace 11 años y, aunque ha habido veces que lo he dudado, mirando en perspectiva, es la mejor decisión que he tomado en mi vida.
Soy más pobre de lo que (se) esperaba, tengo menos bienes materiales o de peor calidad, pero tengo uno, intangible que vale más que todo el oro del mundo. Tengo tiempo, sé cuánto, pero no me preocupa, porque sé que el día que me vaya de aquí, lo haré sabiendo que he hecho siempre lo que quería en cada momento, a pesar de que en muchas ocasiones ha tenido un precio muy caro.
Yo, que sí creo en la reencarnación, y en la vida después de la muerte, sé que la casa, el coche, la ropa, todo lo material se queda aquí, pero la energía que ha habido en cada momento se va conmigo, porque la energía ni se crea ni se destruye, únicamente se transforma.
Si has llegado hasta aquí y te resuena lo que cuento sobre el camino del desapego material, te recomiendo que hagas este reto, y si quieres un poquito más de chicha, haz este taller de Simplificación de Finanzas, y si todavía quieres más, apúntate a Cultura Económica y empieza el cambio.
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